miércoles, 8 de diciembre de 2010

La Muerte de Pachacutec

El licenciado Polo de Ondegardo descubrió la momia del gran monarca y vió que su cabello estaba completamente cano, a pesar que los nativos peruanos no encanecen con facilidad. Se decía que murió con más de cien años de edad pero debido a que los Incas no contabilizaban los años para la edad de las personas es imposible saberlo con seguridad.
Lo que si recogieron los cronistas es su muerte:
Se dice que ya muy anciano el gran emperador yacía en cama muy delicado; y sintiendo la muerte próxima mando a llamar a todos los nobles, que se reunieron en torno de su lecho y mando a llamar también a su correinante y heredero Túpac Yupanqui a quien le hablo con estas palabras:
“Hijo, ya ves las muchas y grandes naciones que te dejo y sabes cuánto trabajo me han costado. Tienes que ser hombre para conservarlas y aumentarlas. Que nadie levante los ojos contra ti y que viva, aunque sean tus hermanos. A estos nuestros deudos te dejo por padres, para que te aconsejen. Mira por ellos y ellos te servirán. Cuando yo muera curaras de mi cuerpo y lo pondrás en mis casas de Patallacta. Harás mi estatua en oro en la Casa del Sol, y en todas las provincias por mi conquistadas harás solemnes sacrificios y al final de la fiesta de Purucaya, para que descanse con mi padre el sol.”
Después de dichas estas palabras recito su poema postrero que decía:
Nací como lirio en el jardín
y así fui criado.
A esta edad envejecí
y como había de morir
así enferme y sucumbí.
(Pedro Sarmiento de Gamboa. Historia de los Incas. Versión modernizada)
Momentos después recostó su cabeza en la almohada y falleció. El hombre más grande en la Historia de América había muerto.
Los nobles custodiaron el cuerpo del emperador y dispusieron que nadie entrase ni saliese para dar noticia del fallecimiento hasta que sea el momento.
Túpac Yupanqui, acompañado de los nobles principales, se dirigió en romería hasta el gran templo del Coricancha y desde ahí mandaron llamar a los doce capitanes de los ayllus del Cuzco, los cuales vinieron mientras dos mil quinientos soldados de la Guardia Imperial cercaban el recinto. Los nobles principales colocaron en su frente la corona Imperial o Mascaypacha, y los cetros, símbolos de su autoridad suprema: el Sunturpaucar y el Topayauri. Así coronado y rodeado por la Guardia Imperial salió a la plaza principal del Cuzco en donde se sentó con gran majestad en el trono. De inmediato sonó el bando en el cual mandaba que toda la ciudad viniese a rendirle pleitesía al nuevo emperador de los Incas bajo pena de muerte en caso de faltar o rehusar.
Los nobles todos se dirigieron entonces a sus palacios y sacaron esplendidos presentes para ofrecérselos al nuevo emperador en señal de sumisión, se inclinaron y besaron el piso santo de su majestad sin osar levantar la mirada hacia él. Todo la multitud del Cuzco ahí reunida en la plaza y en silencio se prosterno igualmente para después ofrecer los sacrificios consabidos.
El luto se inicia con la ceremonia en la cual los nobles se acercan al nuevo emperador y le dicen: Capac Inca, tu padre descansa ya. Túpac Yupanqui inclina la cabeza en señal de dolor y se la cubre con su capa o Yacolla. Después acompaña al cortejo vestido de luto disponiendo de todo según se lo pidió su padre.
Ya era absoluto y total emperador de los Incas, tan sabio y poderoso como su padre. Pero la quietud de la capital no era para él. Lo suyo era combatir, salir en campaña, librar batallas, tomar fortalezas.
Después de solo unos meses de quietud preparó una nueva expedición a las selvas del Antisuyo y confió el gobierno del Cuzco a su hermano mayor Amaru Yupanqui, que no era guerrero pero si un hombre capaz, de gran inteligencia y bondad además de ser amante de la arquitectura, pudiendo así proseguir la labor constructora de su padre.
“Para que el maíz fuera mazorca, los granos debían seguir unidos, con el Tahuantinsuyo ocurría exactamente igual: por eso fue que confió el gobierno a su hermano mayor Amaru Inca Yupanqui, que tenia mucha experiencia en el mando político; y el marcho a lo que era la vocación de su vida, la guerra.”
José Antonio del Busto. Tupac Yupanqui

2 comentarios:

  1. owuuu.. que interesante saber que nuestra historia fue asi todos los peruanos deberiamos estar muy orgullosos de saber toda esa imformacion

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  2. Lindas historias, realmente no se si sean veridicas la información, pero si es admirable... Orgulloso de ser Peruano y de tener a conquistadores como pachacutec inclusive queriendo ser asesinado por su propio padre Huiracocha y su hno. Inca Urco... Muy admirable pensé que cusi Yupanqui (Pachacutec) murió a los 33 años y cabe destacar que fue este quién fundó 'pachacamac'

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